Fue una noche donde debía el fray Pascual cocinar algo muy especial porque el
arzobispo de Puebla y al mismo tiempo el virrey de España vendrían a comer donde él cocinaba y debía impresionar a los invitados, prácticamente su vida estaba metida en la cocina esa noche, entonces no hacia más que reprender a sus ayudantes, inclusive sus nervios eran extremos, así fue como mientras se cocinaban en la olla unos frijoles, él se resvaló y tiró una cantidad de ingredientes en la mezcla que habían según él arruinado la preparación, sin embargo el plato debía salir cuanto antes y así lo mandó, luego se puso a orar para tener suerte y que su platillo le guste al invitado, todo el salió bien porque no solamente le gustó a la gente, sino que además de todo fue felicitado por su increíble labor en la cocina.