Cuenta la leyenda que había una chica muy amable que un día se encontró a un perrito en la calle,
ella se encariñó al instante con el animal y se lo llevo a su casa. El perrito vivió un tiempo en la casa de la chica aunque a la madre de ella no le gustaba, pero todos vivieron en paz, hasta que un día la joven se fue el fin de semana a un campamento, en ese tiempo la madre aprovecho para acabar con la vida del perro y deshacerse del cuerpo. Cuando la joven volvió preguntó a su madre donde estaba el perro, la madre dijo que no sabía, pero desde ese día comenzó a escuchar ladridos debajo de su cama todas las noches, hasta que un día no soportó más la situación y se quito la vida, dejo una nota a su hija contando lo que había hecho y confesando que el fantasma del perro no la dejaría en paz.