El regreso de los difuntos

– Por que será que los muertos regresan, eso nadie lo sabe con exactitud solo se conocen casos

como el que a continuación escucharas que nos hace cuestionar tantas cosas de esta vida, de esta muerte, de esta eternidad

Doña Berta: Niño ya anda métete a la casa, anda no ves que ya va a llover, cuando llegue tu papa ya veraz y recoge tus canicas no quiero tropezarme como siempre

Niño: chihuahua, mama como da lata apenas y me dejas salir a jugar a las canicas y todo porque rompí el vidrio del vecino, pero algún día de estos me voy ha escapar y voy hacer todo lo que yo quiera

Doña Berta: Bueno que no me oyes o que, te voy a castigar esas canicas, métete ya.

El regreso de los difuntosNiño: Ya voy, como me tienes arto ya no quiero ser tu hijo, cállate muchacho malcriado yo soy la que quisiera que no fueras mi hijo

-Hace un par de años, Berta mujer de casa, de los caprichos y las groserías de su pequeño hijo Alberto, ese día estaba apunto de oscurecer y amenizaba la lluvia en la casona antigua ubicada en Aquiles serdan, el niño jugaba en las escaleras del patio que sin techo dejaba aquella criatura al aire libre para que la lluvia lo mojara en medio de la discusión se encontraban madre e hijo cuando ocurrió una terrible tragedia.

Berta: niño métete ya, ahora si vas a ver

Niño: ya no quiere ser tu hijo

-Con los escalones ya mojados por la lluvia, el niño tropezó al querer huir del castigo de su madre, las canicas votaron por todo el patio, inevitable fue su caía y con esto fallecio.

Berta: Hijo hijito no…

– Los años pasaron nos ubicamos en le tiempo actual, Berta se encuentra en el mismo patio donde ocurrió la tragedia, ella intenta descolgar la ropa del tendedero que tiene en la azotea de su casa, su paso es lento al querer bajar la escalera

Doña Berta: hay apenas pude tender la ropa, ya va a llover otra vez, eso de subir y bajar escaleras es tan peligroso, hay haber cuando se le ocurre a mi viejo ponerle barandal a estas escaleras. Y ese ruido son canicas o algo así

-Escuchaba la voz de su hijo

Berta: hijo betito eres tú, hijo eres tú, contesta eres tú

– Al escuchar la voz de su hijo, doña Berta comenzó a sentir un escalofrío que recorría todo su cuerpo, el ruido de las canicas taladraba sus oídos, todo esto le impidió ver que la escalera estaba llena de pequeñas esferas en medio, desde uno de los escalones más altos, tropezó con una de ellas y no puedo evitar caer, su cuerpo quedo inmóvil a causa del impacto y solo pudo mover la cabeza, y entonces vio a su pequeño hijo jugando a las canicas en las escaleras como aquel día de la tragedia.

– Al escuchar la suplica de su hijo, Doña Berta soltó un amargo llanto y de corazón pero no a su hijo para que su alma pudiese descansar en paz. Desde entonces Doña Berta siente la presencia de ese niño en el patio, solo que ahora al escuchar el ruido de las canicas escucha la risa de su pequeño hijo lo cual por cierto nunca escucho en vida.

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