La historia tuvo lugar en el barrio de Tegucigalpa. Hace muchos años Miriam Azucena vivió ahí con su madre a la
que martirizaba con frecuencia por su mal carácter se había casado a temprana edad y también pasaba marcada con su marido que se llamaba Porfirio. Una vez se le perdieron diez pesos a Miriam comenzó a buscar por todas partes, en la cocina en el servicio sanitario, en su cuarto, debajo de las camas, de las mesas y no los encontró, así que se puso histérica con su mamá.