Leyendas oaxaqueñas

Cuando era niño cada miércoles que pasaba por los pinitos con mi mamá me gustaba ver a lo que yo nombre

“el desfile” que no era más que el pasar de carretones y burros que venían al mesón de la calle bravo. Aún recuerdo la cantidad de personas y animales que literalmente destilaban hasta ese enorme muro de adobe y…

 

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