Se cuenta que durante una invasión hacia el pueblo Maya, los hombres podían prever que algo malo le ocurriría a su pueblo y por eso intentaron cuidar a la mayoría de personas que pudieran.
Para esto tomaron durante el mandato del cacique Zací Hual a las mujeres, los niños y también los ancianos en el cenote Zaci. No estaban equivocados porque todos los ejércitos de Montejo El Sobrino querían quedarse con la ciudad y no lo estaban consiguiendo, pero sí pudieron quedarse en la puerta del cenote, por ello se le mandó a Zací Hual una última oportunidad de rendirse con su gente.
La única forma de que los soldados no maten a todas las personas que estaban dentro del cenote, ya que se habían dado cuenta de esto era que entreguen todas las armas y que se rindan ante su ejército español. La leyenda cuenta que el cielo se tornó de otro color y entonces se armó una enorme tormenta que disparó un rayo directamente a donde se encontraba la roca del cenote, entonces cayeron todas las rocas sobre la gente que se había escondido allí. Murieron las mujeres, niños y ancianos, así como también lo hicieron todas las personas de Montejo El Sobrino.
Actualmente se puede encontrar el cenote Zaci como un sitio abierto dedicado al turismo, pero para los mayas era un lugar muy importante en donde se hacían toda clase de sacrificios para sus dioses, entre otras cosas que sucedían en sus aguas que cambian de color según la luz del sol y la luna.