El entierro. Corría el año de 1942 cuando Sergio Armijo se paso a vivir al pueblo de Ojojona dedicándose a la
compra venta de ollas de barro a las que trasladaba a Tegucigalpa, le iba muy bien en su pequeño negocio, tenía como vecino a Mauricio un Joven inquieto que había perdido a la mamá recientemente, Doña Paula que así se llamaba la Señora había fallecido repentinamente.