LA PRESA CENTENARIO. Hace muchos años cuando estaban construyendo la presa del Centenario, el ingeniero a cargo
Una noche de preocupación por esta situación se le apareció el diablo vestido como una persona normal y con mirada tierna pero profunda, le dijo que sí quería dejar de preocuparse y que la presa quedará perfecta tendría que hacer un pacto con él. El pacto era que tendría que entregarle a niños inocentes a lo cual acepto.
De repente se comenzaron a desaparecer muchos niños de los poblados cercanos a Tequisquiapan. Estos niños fueron sepultándos con el material de la construcción. Sólo con esto se podría mantener la cortina de la presa y la prueba era que resistió grandes venidas de agua.
Cuenta la leyenda que por las noches en los verederos donde sale el agua se logran escuchar vocecitas de niños que dicen «agárrense bien porque sí no se va a derrumbar», a veces se escuchan quejándose cuando llueve mucho y la presa está a punto de derrumbarse.