Se dice que en los andadores de esta escuela en donde era el antiguo barrio indígena del alto,
Todas tienen sus historias, y los veladores que la han cuidado también, por las mismas razones de estar cuidando solos y de noche, es que han renunciado a este empleo. El velador vigila en el pasillo que divide a la preparatoria y a la secundaria, ahí es donde tienen su cuarto y todos los veladores han coincidido en que les tocan la puerta y cuándo se asoman para ver quién es no hay nadie ahí. Se cree que por lo ancho de las paredes algún alma sea la que este ahí y no haya podido descansar en paz, así que por eso seguirá en esos pasillos haciendo ruidos para siempre.