En la calle de Perú antes la calle de la puerta falsa de santo domingo o calle del apartado en este lugar existió
la leyenda de la mujer herrada, se dice que un día llegaron dos negros a casa del herrero pidiendo que le pusieran unas herraduras a las mulas del sacerdote porque al día siguiente este iba a salir hacia el Tepe yac al otro día el herrero va a buscar al sacerdote para preguntarle por que había enviado a herrar la mula a esa hora tan inapropiada y con dos personajes desconocidos pero al entrar a la casa donde vivía con la mujer se da cuenta que es precisamente ella quien tenía las manos y las piernas con herraduras y no el caballo que habían llevado aquellas personas de color.