Esta es una de las leyendas que se ha transmitido de generación en generación,
y de generación en generación, todo comienza cuando una familia que se dedicaba a la labores del campo, que eran barrer, arar, plantar, recolectar entre otras cosas. Los padres fueron a ver que sucedía con el hijo menor, el cual tenía ya tiempo jugando en el interior de la casa, grande fue su sorpresa al ver que el menor no reaccionaba, no se movía y no hablaba; preocupada la madre del niño corrió por un vaso de agua para ver si se calmaba o reaccionaba el niño, cuando la madre llego hasta el, el menor comenzó a llorar desesperado y entonces dijo que vio a un hombre vestido de fraile, describiendo tal cual la vestimenta de un sacerdote y comenzó a acercarse a esa silueta y mientras más cerca estaba, desaparecía; la familia no creyo en los hechos hasta que las apariciones se fueron haciendo más continuas, y con todos los habitantes de la casa, la aparición llego a tal punto donde cuenta la familia que el fraile pidió que ofrecieran una misa por él y que a parte se hicieran cargo de las campanas de la iglesia. Y fue cuando la familia ya no soporto la instigación constante de este ente y se retiraron de las labores del campo para ofrecer servicios a la iglesia.