Hace muchos años en los montes que rodeaban Tepoztlán, se lograba observar muchas bolas de fuego por las noches que recorrían todo el monte, algunas veces
Con el tiempo los pobladores se enteraron que todas aquellas bolas de fuego eran en realidad brujas que todas las noches se reunían para compartir sus hechizos entre ellas. Pero poco a poco cada vez eran menos las brujas que se observaban en las noches.
Después de un tiempo solamente quedo una bruja, habían ido desapareciendo porque las brujas comían niños, pero los curanderos del pueblo le habían dicho a los habitantes que pusieran ajo en sus puertas para que las brujas no pudieran entrar, y así fue, poco a poco las brujas comenzaron a morir hasta que quedo solo una.
La última bruja se quiso vengar de los curanderos y uno a uno fue matándolos hasta que solo quedo una curandera. Esta curandera se molestó de lo que la bruja mala estaba haciendo así que decidió hacerle frente.
Un día comenzó a reunir fuerzas para poder enfrentarse a la bruja y por fin liberar al pueblo de su temible maldad. Cuando se sintió preparada fue a buscarla al monte y ahí la encontró, pronto comenzó una lucha donde la curandera poco a poco comenzó a ganarle a la temible bruja. Cuando la bruja se sintió vencida intento huir, pero ya estaba rodeada de los hombres del pueblo que llevaban armas, la bruja intento huir pero al intentar hacerlo se estrelló contra una de las paredes del monte y ahí murió la bruja.