Corría el año 1684, y dos piratas conocidos en aquella época recorrían
En su huida hacia la India, se encontraron un barco chino, el cual llevaba aborda a una joven princesa llamada Mirrha, los piratas al verla quedaron cautivados por su belleza y decidieron robarla. Al llegar a la India, decidieron venderla a un comerciante de la Nueva España llamado Miguel Sosa, el decidió llevarla de vuelta a su país. Cuando llegaron a Puebla, el capitán Miguel Sosa decidió darle la libertad a la princesa, también la lleno de regalos, finos vestidos y joyas, después decidió dejarla en un convento donde la educarían mientras el salía en uno de sus largos viajes.
En el convento fue bautizada como Catariana de San Juan, también se le enseño español, pronto fue conocida por su nobleza dentro del convento, vendió su ropa fino y costosa y compro ropa para los podres y reglo sus joyas a la virgen. Cuando ella murió, todos los del pueblo lloraban su muerte. Desde entonces y como honor se le comenzó a llamar la china poblana.