Una mujer estaba a punto de casarse con un hombre, pero fue muy difícil acceder a eso
porque nadie le venía bien para sus intereses, entonces cuando encontró al adecuado, él le propuso matrimonio, pero ella pensó que solamente la quería por su belleza, así fue que con un brasero se quemó el rostro hasta desfigurarse y así se presentó frente a su pareja para ver si todavía la seguía amando, él la siguió hasta el altar donde se casaron, ella tuvo un velo de bodas blanco sobre el rostro y cada vez que salió lo hizo con el rostro cubierto, nunca más nadie le vio la cara, solamente su marido.