Casa de los Perros. Cuenta la leyenda que los dueños de la famosa casa de los perros,
Aconteció luego, que transcurridos algunos meses Jesús murió y Ana lo enterró en el mausoleo de la casa de los perros. Luego de esto, Ana no tardó en encontrar un nuevo marido con el cual vivió felizmente, olvidando totalmente el pacto realizado con su difunto esposo.
Pasadas algunas generaciones la casa quedo abandonada y sin dueño, en el ámbito local se aseguraba que la casa de los perros sería entregada a quien se animase a rezar los nueve rosarios a las doce de la noche, encerrado en el panteón. Muchos valientes lo intentaron, pero ninguno logro superar la prueba, ya que huían despavoridos al escuchar voces espectrales que respondían a sus oraciones.