Cuenta una vieja leyenda, que desde los tiempos en que los taxis no eran más que carretas tiradas por caballos
hay un extraño pasajero que ronda la ciudad y siempre aborda a estos transportes para buscar un poco de conversación. Lo curioso es que este pasajero no recuerda quien es, ni a donde se dirige, ni de dónde viene, simplemente se sube y le dice al chofer que lo lleve a dar una vuelta por la ciudad. En la actualidad muchos taxistas son los que aseguran haberlo paseado, el les cuenta que la ciudad cambio mucho en el último tiempo, se queja del bullicio de los autos que no dejan descansar en paz ni a los muertos, dice que algún día todo volverá a ser como antes y que la naturaleza volverá a predominar las grandes ciudades, algún día las personas desaparecerán y la paz regresará. Cuando el conductor del taxi se pone incomodo con la conversación, el pasajero fantasmal desaparece de inmediato y se esfuma en el aire. Dicen que hay que tratarlo bien, darle un paseo y conversación, de este modo, el conductor visitado gozará de buena suerte durante el siguiente año. Si por el contrario el conductor se muestra hostil, se rehúsa a pasearlo o no quiere hablar con él, ese conductor padecerá de una verdadera mala suerte y casi con seguridad sufrirá algún accidente automovilístico en el siguiente año.