Un día los dioses se reunieron para ver quien sería el encargado de alumbrar a la tierra, debían ser dos, uno lo
Los dioses se reunieron frente a una fogata, hay decidirían quien de ellos alumbraría la tierra. Cuando preguntaron quien la alumbraría de día, el dios más arrogante de todos Tecuciztécatl, rápidamente dijo que él lo haría, sabiendo que sería lo más brillante en la tierra.
Llego el turno de elegir a quien alumbraría durante la noche, pero nadie quería hacerlo, ya que este siempre estaría opacado por Tecuciztécatl. Como nadie quería los dioses llamaron al dios más feo y humilde de todos, Nanahuatzin, el acepto la voluntad de los demás dioses y acepto ser quien alumbrara la tierra por la noche.
Ambos dioses debían arrojarse al fuego y así se convertirían en el sol y la luna. Tecuciztécatl siendo arrogante quiso hacerlo primero pero su temor no lo dejo, entonces los dioses le dijeron a Nanahuatzin que saltara y el obedeciendo lo hizo, al ver esto Tecuciztécatl también salto, y pronto salieron convertidos en el sol y la luna. Pero como Tecuciztécatl había saltado al último, él se había convertido en la luna y Nanahuatzin en el sol.